Los niños tontos
El historiador Philippe Aries se percató de que en la sociedad medieval no existía el concepto de infancia. Durante la guerra civil española, quizá, la sociedad lo dejó de lado, o al menos esa fue mi impresión al leer Los niños tontos, de Ana María Matute.
Esta autora, utiliza objetos de la infancia cuya connotación es, por lo general, agradable y les da significados tristes. Un escaparate de juguetes es un deseo odioso. El carrusel de la feria, un sitio divertido, lleno de luces, es un sitio frío y solitario. Los juguetes se convierten en un recuerdo doloroso, y la muerte, es una presencia constante en las vidas pueriles en esa época.

Estas minificciones, transmiten inocencia, sin embargo, son tramposas porque nos llevan a un lugar oscuro. Los niños tontos tienen una gran capacidad de asombro, en ingenua transparencia creen que pueden ser felices, no obstante, su entorno, pronto se encarga de regresarlos a su realidad, al sufrimiento de la pérdida, y a la carencia del mundo adulto; que ilusos, que tontos.
Finales trágicos de Ana María Matute.
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